Frente al mundo globalizado en el que vivimos, frente al auge de la actividad mercantil nacional e internacional, los empresarios encuentran en el arbitraje, el medio más expedito para solucionar sus conflictos, debido a sus notables ventajas, entre las que tenemos:
Universalidad. Por medio de la justicia arbitral, se pueden resolver todo tipo de conflictos, con la condición que estos sean transigibles.
Celeridad. El arbitramento es una opción
rápida, si se tiene en cuenta que el tiempo para fallar es el que las partes
acuerden o en su defecto, el término de seis (6) meses.
Eficacia. Los fallos arbitrales (laudos)
producen los mismos efectos jurídicos que las sentencias proferidas por los
jueces de la República.
Inmediación. La interrelación de los árbitros con
las partes es permanente, lo que sin duda conduce más fácilmente a la verdad;
los árbitros decretan y practican directamente las pruebas con la colaboración
de las partes y sus apoderados, lo que redunda a favor de la lealtad procesal.
Informalidad. El proceso arbitral no es informal
en estricto sentido, pero sí reviste a los árbitros de suficiente
discrecionalidad para la instrucción del proceso.
Economía. La economía del proceso arbitral no
hay que mirarla y pensarla únicamente en su costo, sino también en su agilidad
y prontitud.
Reserva. El desenvolvimiento del proceso
arbitral se mantiene dentro de la más estricta reserva.
Idoneidad. Las especiales calidades morales y
profesionales de los árbitros son garantía de imparcialidad, equidad y justicia
en los fallos.
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